sábado, 4 de septiembre de 2010

Adán

Perdida
en la entraña de una ruina
una mujer ciega
entre gente joven
en generosa cantidad.

La plegaria de la mujer pide el rayo.

Desde la cómoda
pero ni para ella ni para nadie
mínimas formas materiales:
las cárceles de vidrio de las imágenes
sobre muebles que no significan otra cosa
más que su longevidad inverosímil.

Cabe preguntarse lo que va vale la plegaria de ella.

La vida sin conocer varón
las torpes conexiones familiares
que la redujeron a criatura de la sombra.

Cabe preguntarse lo que vale la creación visible.

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