sábado, 29 de agosto de 2009

Hipótesis (I)

En cualquier caso deberíamos recordar que se trata de palabras. Este cuento, por ejemplo, en donde los personajes tejen una telaraña de amenazas que termina con una escopeta de dos caños humeando.
Pero ni yo tengo una escopeta ni usted me ha robado nada, de modo que todo se trunca ahí a menos que la realidad se interponga, nos conozcamos y usted me robe alguna de las dos o tres cosas por las cuales yo estaría dispuesto a gestionar la escopeta de sal con la que salgo a matar flamencos en mis sueños. De lo cual podría inferirse que alguna vez he soñado con un flamenco -nada más alejado de la realidad- o que cuando sueño escopetas disparan sal, detalle más bien inexacto.
La más importante de las amenazas es la que se contrapone a la del disparo al rostro, apretando los dos gatillos a la vez. A eso usted retruca que no podría devolverme lo que me ha quitado si le borro la cara con sal, y que de continuar en mi empeño no me devolverá ni siquiera un ratito lo que ha tomado de mí.
Entonces yo sabré obrar con sabiduría y persuasión. Deslizaré melosas palabras bajo su puerta para tratar de convencerlo de que el camino de la escopeta es una senda cuyo tránsito no puede beneficiar a ninguno de los dos. Trataré de ser astuto a la hora de sobornar, tan barato como me sea posible, al portero de su edificio. Le haré ver la desesperación del que no está convencido del valor de la propia vida, porque usted me estará negando lo que hace que mi nombre sea mi nombre y no una onomatopeya.
Le diré que robar es malo.
Pero usted se reirá de mí y de mis palabras. Acompañará su risa haciendo malabares, dejando caer de cuando en cuando alguna de las naranjas pero nunca lo que me ha robado, porque usted, a pesar de desconocer el valor verdadero de eso, sabe muy bien que tengo los dedos (índice y mayor) en los gatillos, y que no pienso apretarlos sucesiva sino simultáneamente. Las naranjas caen al piso como si las tirara Bush sobre Irak.
Iré a la Justicia, y aunque los magistrados no usen la ropa ridícula de las series de Universal, me las arreglaré para tironear bien desde abajo algún pliegue de la investidura diciendo "mami, mami" mientras oculto la nariz cargada de ignominia en la babeada manga de mi pulóver. Pero será todavía peor que cuando pida asistencia a monseñor (desde la misma altura, aprovechando que las sótanas parecen hechas para ser tironeadas desde la altura de un niño), que si bien me condenará al infierno se abstendrá de fallar sobre lo terrenal diciendo que lo mío le pertenece a usted por derecho y que no puedo acercarme a menos de dos cuadras de lo que me ha quitado.
Entonces yo, triste elefante despojado de su marfil, comprenderé que suena la hora de las armas. Usted me verá venir y sonreirá.
Yo le pediré de nuevo y usted y su negativa silenciosa bailarán flamenco en su sonrisa.
Y dispararé y un cráneo quedará deshecho, como sus naranjas.
Imagino la perplejidad al saber que robándome me habrá convertido en otra persona.
Pero nada podrá convertirme en usted, que tal vez tenga un último gesto de grandeza o de vergüenza devolviéndole a mi cadáver sin rostro aquello que alguna vez fue mi vida.

viernes, 28 de agosto de 2009

Deseo ser yo en dos personas:
una más liviana, que pueda dormir,
y que se arregle la otra
el resto de la noche
sin velar el sueño que no tengo.

sábado, 22 de agosto de 2009

muerte

Estamos muriendo.
Con o sin dignidad, ofreciendo
más o menos resistencia, sabiendo
más o menos de la vida, caminando
con o sin zapatillas, respirando
el mismo aire o parecido, adorando
igual o distinto ídolo, enfermando
más o menos de lo mismo, ignorando
qué quiere decir "yo" para los otros
y qué hará "yo" cuando acabe de morirse.

sangre

La sangre se derrama o no,
la infamia se elige o no.
Hay la gloria,
hay el escarnio,
hay mujeres y hombres que son el camino
la verdad y la vida.
Hay la luz del sol y hay la danza de la lluvia musical,
hay los animales que no conocen la ternura,
hay la belleza elemental de las plantas.
Hay el hambre hay los oprimidos.
Quién sabe si no estaremos derramando la sangre equivocada.

traidor

Nos encantaría poder conformarnos
con la certeza del infierno que te espera.

Dios guarda para tu almita nimia
los perros más feroces para comerle la cara
las masas más pesadas para aplastarle los dedos;
sabemos que en el infierno tu alma
se las verá con sierras oxidadas;
sabemos que Dios guarda toda su mucha ira
en la pica donde tu almita conocerá el empalamiento,
y que Sus incontables cuervos
se sacarán de los picos y las garras
uno al otro pedazos de los ojos de tu alma.

Nos encantaría, no obstante,
en en nosotros más fuerte
el deseo de ahorcar tu cuerpo en la Plaza de Mayo.

patria

¿Cuántas veces, Patria,
voy a verme preguntándote
qué nos querés decircuando abrís tan grande
la boca y no se escucha?

Estamos tan lejos de todas tus estatuas,
de la gloria de nuestros inmensos héroes,
de la tarima a la que se suben los que abren la boca
por vos
y encima es cierto que no siempre podemos
prestarte toda la atención que sería conveniente,
porque somos pequeños y aveces
nos interesa más el hambre o el frío
o el llanto diminuto de los pibes
que todavía no aprendieron a cerrar los puños.

A veces, Patria, nos interesan más las cosas chiquitas
y tal vez vos nos estés dando
el nombre de todos los traidores.

sábado, 8 de agosto de 2009

Primera Botella

Hoy, 8 de agosto de 2009 he puesto en marcha mi malévolo plan para conquistar el mundo. Sólo me faltaba el soporte y ya está. En fin: lo de triunfo debe entenderse en su acepción lúdica.
Sabemos cada detalle del futuro, pero no estamos dispuestos a contárselos a nadie. Y nos encanta fingir sorpresa.
Espero que algunas personas a las que estimo mucho no desaprueben este acto de vanidad y vandalismo.
Espero que la gente que se asome a esto sonría alguna vez hojeando entre mis palabras.